De ahí parte el zen un paralelismo del Dhyana, con un significado remoto accesible solamente al público selecto, con ímpetu y valor de evidencia laudable.
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No obstante;
El sufismo siempre fue desdeñado, distante a la sombra del Budismo, invariablemente en un subsidio remozado que hace del Nepal y Nueva Delhi, la premisa perfecta para una íntegra espiritualidad introspectiva según las consciencias del nuevo orden contracultural.
Sin duda, y como bien dice mi gran amigo Guajo, "el Budismo es famoso y sobrevalorado gracias a la corriente hippie".
En mi más opinión subjetiva y personal, el sufismo agrega y complementa la estadía al unísono de una funcionalidad espiritual eficiente y plausible, distada pero no rehusada en valores mutuos. Pero eso da para otra reflexión que no tardará mucho en publicarse...